San Valentín, ¿amor o comercio?


Hola de nuevo!

Esta semana quería aprovechar que el pasado martes fue San Valentín, cuya festividad se desarrolla de manera anual con el objetivo de resaltar el amor, dándole importancia a este y demostrándoselo a nuestros seres queridos. 

Sorprendentemente, a pesar de que lo más resaltado hoy en día los 14 de febrero sea lo que compramos  para nuestra pareja o amigos, la originalidad de esta fiesta no tenía ningún fin de esta clase, ya que ocurrió en el S. III tras la muerte de Valentín de Roma, un sacerdote que fue sentenciado por celebrar en secreto matrimonios de enamorados

El hecho de que cada vez sean más jóvenes los que centran San Valentín como un día para regalar en vez de para demostrar nos hace darnos cuenta de los fría, superficial y materialista que se está volviendo nuestra sociedad en la actualidad. Y la verdad es que, siendo sinceros, ¿a quién no le gusta que le compren un caprichito una vez al año? Nos hemos acostumbrado a la comodidad de demostrar amor con rosas o bombones de chocolate, cuando realmente se demuestra amor verdadero en las situaciones menos afortunadas. 

Es más, tendemos a pensar que nuestra pareja no nos quiere cuando su regalo es simple o pobre, y mira que está en nuestro conocimiento el dicho de: "cuánto más grande es el regalo, más grande es el daño". 

Hacemos caso a lo que nos interesa, y así nos va. 

Se nos ha olvidado que es verdaderamente amar, y no me extraña, con programas como el de La isla de las tentaciones, que estoy segura que todos conocéis, dónde es más importante la fama que tu pareja y consigue más fama quién menos amor demuestra.  

Imagen extraída de: Confidencia digital




Pero esta semana no me voy a centrar en las infidelidades que se dan, sino en lo que nos cuesta valorar los detalles. 

El amor es regalar atención, comprensión y estabilidad a tu pareja, darle el beso de buenas noches a tu madre antes de ir a dormir, sonreír a tu familia cuando habláis, pequeños detalles que demuestren respeto, cariño y aceptación.

En definitiva, hemos llevado San Valentín a un campo que en teoría no le pertenece, porque demostrar amor no es comprando el mejor regalo, sino apoyando. Tampoco se encierra solo en el amor de pareja, sino que se puede celebrar también con tus amigos, con tus familiares, incluso contigo mismo, porque a uno mismo también hay que quererse.

Por último querría desvelaros mi opinión personal. 

Me parece genial que cada persona celebre este día como crea oportuno, pero creo conveniente valorar más los detalles que tu pareja hace sin darse cuenta, por ejemplo cuando te da la mano en los momentos que te sientes solo, que vaya a lugares solo por verte feliz o que aprenda a vivir contigo, porque a fin de cuentas el amor se trata de eso, de aprender el uno del otro, vivir con, no por. 

Y hasta aquí la entrada de hoy, teniendo en cuenta de que es la primera, a lo mejor se podrían mejorar algunos matices, pero supongo que para esto están las primeras veces, para ver que se hace mal y que bien, corregir, y mejorar. 

También agradecería que me comentaseis vuestras creencias con respecto al tema, ¿creéis necesario el gasto del 14 de febrero? ¿Qué opináis vosotros? ¿Pensáis que es amor o comercio?  

Estoy deseosa por leeros chicos, nos vemos la semana que viene!! 💋💋




Comentarios

  1. Hola Laura, he leído tu artículo y me parece que tienes toda la razón. El 14 de febrero no tiene por qué significar nada, es un día que puedes querer, al igual que los demás días del año.
    ¡Un saludo!

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